sábado, 28 de mayo de 2011

Siendo sincera...

No sé ni cómo empezar ni cómo seguiré esto. No sé si llegaré a continuarlo, pero si quiero que se quede en el papel. Si algún día olvidara las cosas, podría recordar. Porque realmente no olvidamos nuestros recuerdos, simplemente se esconden, y no los podemos encontrar. ¿Quién no ha querido nunca que le escribieran una novela sobre su vida, o escribirla el mismo? Quizá lo deseamos por ser recordados. El ser humano siempre ha tenido la desgracia de pensar que a lo mejor nuestra razón de estar aquí, no es para nada. Que nacemos y vivimos para morir. Sólo algunos privilegiados tienen el honor de ser recordados, aunque a veces no por largo tiempo. Pero mi pregunta es, ¿sirve realmente para algo que seamos recordados? Teóricamente si estamos muertos, no nos beneficiaremos de ello. Y si eres “famoso” en el presente, tampoco lo veo como algo que al final sirva, porque sólo se quieren meter en tu vida, o quieren algo de ti y te utilizan. Y al final, casi todos, aunque sea en nuestro último segundo, comprenderemos lo que nos atormenta desde el primer soplo de aire.
El ser humano ha sido complejo desde el primer día. Hemos logrado perdonar, pero nunca olvidar. Y siempre me preguntaré hasta el día que lo entienda, ¿por qué no perdonamos? Si el ser humano no es perfecto y comete errores, ¿por qué nunca logramos perdonar aquellos errores si entendemos que tenemos derecho a cometerlos? Nadie es perfecto. ¿Pero cuál es el ideal de ser perfecto? O de otra manera planteada, ¿qué es ser perfecto? Normalmente, opinamos que no existe lo perfecto, que es algo que no llegaremos (nosotros) a conocer, que se escapan de nuestras actitudes (ahora o siempre). Pero, puede que la respuesta esté en frente, que no haya que dar más vueltas al asunto. Las imperfecciones pueden ser las cosas más perfectas que hay. La vida ni es un día ni dos, es un momento. Un momento que se pasa rápido, cada vez más. Recuerdo que cuando era pequeña, 10 minutos eran todo un mundo, y ahora mis 10 minutos no dan para casi nada. Cada vez el día se me pasa más deprisa, incluso cuando estoy de vacaciones y me aburro. Pero pese al poco tiempo, logro encontrar huecos para mi. En esos momentos, es cuando puedo llegar a vivir. Soy de las que suele recordar momentos de mi vida con facilidad, desde los más tristes, hasta los más alegres. Pero, ¿qué es lo que hay que recordar? ¿Momentos que pasaron, que ya se hicieron y de los que ya habíamos pasado? ¿Es eso lo que tenemos que recordar? Para mí, si hay algo que recordar. Es verdad que lo que está hecho, hecho está, y recordándolo, ni lo reviviremos, ni lo cambiaremos. Pero no podemos dejar el pasado para completar el futuro, porque el gran error del ser humano es ese: olvidar el pasado. Y así, sólo se consigue volver a caer en los mismos errores, así nunca se aprende. Creo que, a veces miramos hacia atrás, porque hay momentos que nos sentimos solos. O momentos de los cuales tenemos miedo. Pero, es un camino, y un simple camino, prestándole atención, no es peligroso. La verdad es que, nunca estaremos solos. Ni siquiera muertos lo estaremos. ¿Pero por qué tanto temor? Quizá porque somos una hormiga en una gran tempestad. Una hormiga que puede creer en ciertas cosas, pero no ver todo lo que pasa a su alrededor. Solamente se fijará en su objetivo principal, sin mirar a sus espaldas, porque allí estarán todas las demás, ahí para no dejarle solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario